domingo, 23 de agosto de 2009

LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
MEDIOCRIDAD PARTIDISTA.
DE unos años a la fecha, la puerta de entrada de los jóvenes a los partidos políticos ha sido, en el mejor de los casos, el activismo; y su período casi exclusivo, el de las campañas electorales. Jóvenes repartiendo propaganda a los automovilistas, animando espacios públicos con equipos de sonido, dando vida a calendas y marchas en apoyo de los candidatos, gritando cada vez más novedosas y originales porras, pintando bardas con publicidad proselitista, conformando brigadas de promoción del voto en las colonias y los barrios y colocando pendones que promocionan al partido y al candidato. Es un trabajo intenso aunque sub valorado que los militantes jóvenes de los partidos hacen con el mayor de los gustos. Los hace sentirse parte de algo grande, parte de “la política”. Aún a pesar de lo que los estudios de opinión nos dicen, hoy en día muchos jóvenes quieren adentrarse en el mundo de la política e infieren que los canales idóneos para hacerlo son los partidos políticos. Por ello buscan al amigo que “ya está en la política”, que “tiene familiares o amigos en la política” o eventualmente ocupa un cargo dentro de algún partido. Se le pide ayuda para entrar. Los procesos electorales son de “temporada alta” para el reclutamiento ya sea voluntario o inducido, para recibir en los comités partidistas a decenas de jóvenes que llegan por propia voluntad o por invitación. Los que llegan por voluntad propia, son jóvenes que quieren hacer política, que ansían recibir las bondades de la acción política. No buscan un beneficio económico, buscan “ser políticos”, que sus amigos y familias sepan que “ya están en la política”, que la ciudadanía les adjudique la medalla de “jóvenes políticos”. Y los que llegan por invitación buscan corresponder una amistad que quien los invitó les ha brindado. Algunos llegan para quedarse, otros tantos toman la campaña como una experiencia (buena o mala) que, entregada la constancia de mayoría, termina para el retorno a la “vida normal” que comúnmente es de estudiantes. Así se involucran en las tareas de campaña con singular entusiasmo, buscan hacer de la mejor manera cuanto se les encomienda, asumen con pasión su primer “trabajo” formal y en no pocas ocasiones invierten más que tiempo y esfuerzo. El triunfo del candidato será también su triunfo personal y motivo más que suficiente para sentirse orgullosos de que “estuvieron” del lado ganador. Quienes se quedan, buscan ingresar a la estructura del partido, aspiran legítimamente a un cargo. En el caso del PRI, dentro del Frente Juvenil Revolucionario. La mayoría ignora que estatutariamente existen otros espacios dentro de los cuáles hacer trabajo juvenil: la Juventud Popular, dentro de la CNOP; la Vanguardia Juvenil Agrarista dentro de la CNC; las jóvenes del Organismo de Mujeres Priístas; los jóvenes del Movimiento Territorial con posibilidades de despliegue en todo el estado acompañando al Frente Juvenil Revolucionario. Se ha olvidado, sin embargo, la obligación que los estatutos imponen a los órganos del PRI para capacitar a los jóvenes. Para sembrar en ellos, a través de la formación política teórica, la semilla de un futuro cierto para el partido. Hemos pasado por alto el hecho de que la política no es solamente una actividad, es también una ciencia que hay que estudiar. Las comunidades políticas modernas necesitan políticos honestos, probos, comprometidos, con arraigo, con carisma, pero que también sepan qué van a hacer en los cargos públicos que habrán de ocupar. El sino de la política moderna es la preparación y los partidos políticos deben garantizar el derecho que los militantes tienen a formarse ideológicamente. El PRI contiene en su estructura, al lado de sus sectores, organizaciones y el movimiento, dos organismos especializados: el Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (ICADEP) y la Fundación Colosio, ambos que revisten la forma jurídica de asociaciones civiles y que tienen a cargo la capacitación política el primero, y la formación ideológica el segundo. Son órganos que deben intensificar su papel y revertir la mala costumbre de los partidos de trabajar solamente en épocas electorales. La formación de nuevos cuadros debe también ser una prioridad y la garantía de que las futuras generaciones de políticos encuentren la fórmula de equilibrio entre la teoría y la práctica para encontrar alternativas de gobierno que no se centren en la búsqueda del poder por el poder mismo. Nuestra generación está atestiguando un pragmatismo feroz que se traduce en contrasentidos y se disfraza de “necesidad de alternancia”. Contemplar en una coalición electoral al PAN con el PRD, no indica otra cosa. El agua y el aceite mezclados; la izquierda haciendo causa común con la derecha. Habrá que preguntarles cómo harían para compatibilizar lo que sus respectivos documentos básicos defienden respecto de temas como el aborto o la pena de muerte. Claro está que esa no es prioridad, la ideología no es prioridad, la lucha política en obediencia a sus declaraciones de principios y programas de acción tampoco lo es. Luego entonces ¿para qué capacitar? ¿para qué abrir una escuela de formación política? Eso no les sirve, antes bien les estorbaría para sus fines inmediatos. Es por ello que con la Fundación Colosio y el Frente Juvenil Revolucionario iniciaremos el próximo 5 de septiembre un diplomado gratuito abierto al público en general, que abordará temas mínimos que todo joven interesado en política debe conocer. Filosofía política, sociología política, relaciones Estado-iglesia, política económica y el entorno global, democratización del poder entre los géneros, mercadotecnia política, Derecho Constitucional y Derecho Electoral, La importancia de la oratoria en la política, historia del PRI y el papel de los jóvenes en el 2010 son los temas que ponentes con grado de maestría y doctorado habrán de abordar. Con esto queremos que la puerta de entrada de los jóvenes al PRI sea la puerta grande de la capacitación política.
moisesmolinar@hotmail.com