LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
CARTA ABIERTA A UN PRIÍSTA
Produce tristeza siempre la judicialización de la política, pero la tristeza se torna en indignación cuando la violación de los principios que se supone fundamentan la acción política son pasados por alto. Si quienes se dedican a hacer política desde los partidos se ciñeran a sus normas y de entre de ellas a sus códigos de ética partidaria, los tribunales electorales serían poco menos que innecesarios, pero los tribunales existen y su función es impartir justicia.
Eduardo J. Couture nos enseñó: “Ten fe en el derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana, en la justicia como destino normal del derecho, en la paz como sustitutivo bondadoso de la justicia, pero sobre todo ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni puede haber paz”.
El viernes último nos reunimos los y las integrantes de la Comisión Estatal de Procesos Internos del PRI, órgano que no depende de la dirigencia, ni de los dirigentes y que eligió el consejo político estatal en pleno. Acudimos un grupo plural cuyo único denominador era ser priístas. El motivo: recibir las planillas que contenderían para ocupar 15 espacios en el Consejo Político Nacional, segundo órgano deliberativo en importancia para el partido. Nuestra convocatoria marcaba el día como único y un lapso de tiempo entre las 10 de la mañana y las seis de la tarde para la recepción.
Ninguna planilla fue presentada al término de la jornada y eso está en la conciencia de quienes ahí estuvimos. Alguna solución debieron haber presentado los órganos nacionales ante tal vacío, pero la decisión se tomó en lo local y pasando por alto nuestras normas y “la palabra” que, parece ya no significar nada en nuestra “política aldeana” -como inmejorablemente la califica Juan Pérez Audelo- se validó una sola de las dos planillas que fueron presentadas extemporáneamente.
Mucho se ha hablado de la oportunidad que los priístas ganamos perdiendo la gubernatura del estado. Es la oportunidad de, en libertad, construir nuestro presente. Sin “línea”, sin dedazo, sin imposición; tal parece que ese lugar lo ha ocupado el “agandalle”, la alevosía de un grupo que piensa en la reconstrucción como tarea de unos cuantos; reconstruir para que nada cambie. Monopolizar el rumbo de partido es la peor de las ocurrencias. “El partido no va a cambiar” dijo ese mismo viernes un priísta antivalor que muy probablemente alcance una candidatura a la diputación federal. Habemos quienes no solo creemos, también estamos resueltos a aportar cuanto esté a nuestro alcance para que ese tan anhelado cambio sea posible.
La base segunda de nuestra convocatoria expresa que la Comisión Nacional de Procesos Internos “es el órgano responsable de proveer lo conducente para garantizar los principios rectores de certeza, objetividad, legalidad, imparcialidad, equidad y transparencia” y buscaremos que ello se respete o que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación haga respetar en Oaxaca.
La base quinta del mismo documento, que es ordenamiento jurídico, mandata que quienes aspiren a ser consejeros políticos nacionales por planilla deben presentar un documento mediante el cual manifiesten “bajo protesta de decir verdad, que: … d) no es legislador , dirigente de cualquier nivel de la estructura territorial, de los organismos especializados, de los sectores y las organizaciones” y en la única planilla recibida extemporáneamente figuran, al menos, un dirigente de la estructura y uno de un organismo especializado”. Ignorancia o mala fe, criticados con diferente carga valorativa pero en el mismo grado.
La unidad del partido y su reconstrucción son deseos de todas y todos y por lo mismo es que demandan la participación de todos. Ya perdimos el gobierno, no perdamos al PRI. La división no la genera quien pide el respeto a la ley y a los valores. La división la generan quienes pretenden pasar por encima de ellos.
No pretendo con lo anterior hacer señalamientos personales. Seguimos siendo priístas y seguimos siendo amigos. No pretendemos que se vayan unos para que lleguen otros. Simple y sencillamente queremos eso que a John Rawls le tomó un voluminoso texto explicar: justicia, y que en la brevedad de una frase definió Ulpiano: La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponda.
Por todas y todos quienes en todo el estado se sienten agraviados estamos dispuestos a buscar la justicia. Están invitados.
moisesmolinar@hotmail.com