lunes, 8 de agosto de 2011

PRI OAXAQUEÑO: CRISIS Y REFUNDACIÓN

LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
PRI OAXAQUEÑO. CRISIS Y REFUNDACIÓN.
El título de una de las obras coordinadas por Francisco Reveles en el año 2003, bajo el auspicio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, es revelador: “Partido Revolucionario Institucional: crisis y refundación”.
Con las naturales diferencias de enfoque, mucho de cuanto la obra trata, bajo el rigor de la ciencia política, es aplicable al PRI oaxaqueño. Sólo un párrafo como muestra: “Una de las tareas más complejas para el estudioso de la política mexicana es analizar al Partido Revolucionario Institucional como partido político. Diversos temas saltan a la vista cuando apenas uno trata de centrar la atención en él. Desde su ubicación en el régimen político, pasando por su participación electoral, su perfil ideológico, su evolución histórica , hasta llegar a asuntos escasamente tratados como el grado de su democracia interna, la lucha de sus fracciones o su tipo de dirigencia. La principal dificultad percibida en el análisis de las diferentes aristas de tal objeto de estudio era su estrecho vínculo con el gobierno, clave de todo su desarrollo organizativo …”
A resumidas cuentas y a muy grandes rasgos, lo anterior es lo que ha pasado en el PRI de Oaxaca que hoy enfrenta una nueva realidad de crisis y tiene que refundarse en base a un nuevo gran acuerdo entre sus fuerzas más representativas. Tal acuerdo debe propiciar el reagrupamiento de sus bases que le permitan afrontar como se debe la gran elección de 2012.
Muchos, dentro del PRI, confían en un posible “efecto Peña Nieto”. Quien esto escribe considera, en un escenario como el que se presenta en Oaxaca, donde el PRI ya no es gobierno y donde López Obrador goza, guste o no de grandes simpatías, improbable un “efecto Peña Nieto” incontestable. Como factor de unidad y legitimidad dentro del PRI, el aun gobernador mexiquense debe estar consciente de la necesidad de ir a la elección Federal con los mejores candidatos. No solo los más conocidos, sino quienes tengan mayores niveles de aceptación. En los estados con realidad política adversa para el PRI este tipo de candidatos abonarán un importante número de votos a su candidatura presidencial.
En la búsqueda de la construcción de este nuevo pacto el sábado anterior se llevó a cabo en nuestra capital la segunda asamblea estatal del Frente Renovador por un PRI para todos con la asistencia de toda la estructura organizativa y de activismo de dicho movimiento en el estado. Líderes representativos, naturales con toda la expectativa de mejoría del PRI oaxaqueño. Ahí se informó de los acuerdos alcanzados con Humberto Moreira en la visita que hicimos a sus oficinas; del plan de acción del Frente en las regiones y de nuestra postura respecto de la acción de gobierno en nuestro estado.
Posteriormente se inauguraron formalmente las oficinas desde donde se planearán y ejecutarán muchas de las acciones de esta gran agrupación política.
A Guillermina Baena se le encomendó el ensayo denominado “La participación de las bases en el PRI” de la obra en comento. Aborda en él un ejercicio de prospectiva política con cuatro formas de pensar el futuro del PRI desde el tiempo en que la compilación fue publicada:
1.- Gatopardismo. Que todo cambie para que nada cambie. El nuevo PRI quedará en propaganda, la falta de credibilidad en los actos del partido será expuesta desde afuera y desde adentro. A la larga el partido resquebrajado, desunido, sin recursos para fortalecer su estructura organizativa y sin alicientes para sus militantes convencidos, empezará a reducirse solo al membrete.
2.- Suicidio gradual. Sus militantes convencidos en promedio de más de 42 años empezarán a morir, a desilusionarse, a dejar al partido como elemento que daba sentido a su vida, a distanciarse. La estructura organizativa de los municipios ha desaparecido junto con los seccionales y promotores. El daño llega a la estructura estatal. No hay recursos ni para pagar las secretarias.
3.- Utopía militante. Futuro posible si se quisiera. La derrota se asume como reflexión. La crisis del partido se evita con la unidad y el trabajo. El partido se democratiza escuchando y dándole participación a las bases. Renueva sus cuadros para evitar el desfase generacional dando oportunidad a jóvenes y mujeres. De igual manera promueve y facilita la llegada a puestos, de candidatos que demuestran capacidad y liderazgo natural seleccionados por sus bases. Al pueblo le queda claro que el PRI no falló, sino que fueron los gobiernos y algunos miembros de la dirigencia. El partido da una atención particular a estados como Morelos, Michoacán, Puebla, Hidalgo -(nosotros agregaríamos Oaxaca)- lo que permite una recuperación de credibilidad entre sus militantes.
4.- Olor a pueblo. Lo que puede ser si la cúpula y las bases se integran. Se diseña una estrategia de relaciones públicas que reconstruya la imagen del partido. El partido “da la cara” ante la incertidumbre y silencio que siguió a las elecciones. Habla de frente con sus miembros, explica por qué se perdió y por qué tenemos que llegar a ser la mejor opción nuevamente. Se realiza la asamblea magna y ahí se consulta a las bases generando una red de comunicación permanente y planteando un pacto de unidad.
Queda claro que estamos en tiempo de elegir el escenario deseado, pero también de arribar a los no deseados. Ello depende de lo que los priístas oaxaqueños hagamos en lo inmediato. Si atendemos a este análisis prospectivo formulado por Baena Paz con rigor académico, estaremos en mejor posibilidad de entender lo que actualmente sucede en Oaxaca y lo que tenemos que hacer para ganar el futuro. “La casa se limpia, no se tira”.
moisesmolinar@hotmail.com