LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
¿JÓVENES REVOLUCIONARIOS?
57 han sido los premios nacionales que, en materia de juventud, ha ganado Oaxaca, desde 1985. Es una cifra por demás reveladora que pone al estado en la cima del medallero nacional. En días pasados el subdirector del Instituto Mexicano de la Juventud visitó nuestra ciudad capital para compartir con la sociedad, a través de los medios de comunicación, esta importante estadística que refleja el temple de la juventud Oaxaqueña. Aún a pesar de vivir en condiciones sensiblemente inferiores a las que gozan jóvenes de estados industrializados y prósperos como Nuevo León, el Estado de México, Jalisco o el propio Distrito Federal, los de Oaxaca no dejan de sorprender a México con su talento y constancia. El esfuerzo de estos oaxaqueños ejemplares es un testimonio de que Oaxaca ya no quiere estar a la zaga en los índices de desarrollo humano y de esta generación depende que las cosas cambien. Oficialmente Oaxaca es, territorialmente, el quinto estado más grande del país, pero la complejidad de su división político-administrativa y su incomparable orografía le convierten en el primero. Ninguno como Oaxaca tiene 570 municipios, ninguno como nuestro estado posee 16 grupos étnicos, ni 8 regiones culturales con toda la problemática social y económica que ello conlleva. Ninguna entidad como Oaxaca puede considerarse “un pequeño continente”. Nuestra rica veta histórica y lo prolífico de nuestro folclor y cultura contrastan con nuestra pobreza material que tiene parangón solo en algunos lugares de Chiapas y Guerrero. Es una pobreza económica que también pasa por los presupuestos y naturalmente por la atención de los gobiernos estatal y municipales, que tienen que priorizar al extremo. El gobierno federal y buena parte de las entidades del país no han entendido la cuestión del federalismo. Es materia solo de discurso. E instrumentos como la CONAGO no han servido para poner de pie lo que históricamente ha estado de cabeza. Y es que el círculo vicioso se reproduce. Si Oaxaca no tiene las condiciones para detonar desarrollo económico, lógicamente no podrá aportar en recaudación lo que entidades industrializadas y prósperas envían a la federación para que se redistribuya proporcionalmente en el presupuesto de egresos. Hoy, negociaciones políticas (tan criticadas y generalmente satanizadas) hicieron posible que Oaxaca tuviese asignado un presupuesto histórico por la cámara federal de diputados. El reforzamiento de los programas prioritarios es necesario, pero también la secretaría de finanzas tendrá que pensar con criterio poblacional para redefinir el presupuesto de todas las dependencias, orientado a la atención de esa tercera parte de la población que representan los jóvenes. Nadie como el joven es golpeado por el desempleo, por las adicciones, por la falta de espacios de participación, por el desdén de servidores públicos que no les toman en serio, por la imposibilidad de acceder a créditos privados o gubernamentales para emprender, por la cerrazón de partidos políticos nostálgicos que se empeñan en reciclar rostros, nombres y personalidades que ya no encajan con el electorado de hoy. Todo proyecto de gobierno pasa por las urnas y 966, 213 electores tienen entre 18 y 34 años de edad, el 42% de la lista nominal para el estado. Los jóvenes seguramente seguirán ganado premios, seguirán poniendo en alto el nombre de Oaxaca, seguirán siendo el ejemplo más nítido de que “para hablar de Oaxaca hay que conocernos”, pero no será suficiente. Se hace necesario incorporar a ese potencial ejército productivo al desarrollo de la entidad que necesita innovación, frescura, ingenio y nadie como nuestros jóvenes para dárselo. Para eso trabajan las Universidades Regionales, los Institutos Tecnológicos y la Universidad Pública. Es una paradoja que la Universidad Tecnológica de la Mixteca que ha ganado los primeros lugares en el examen CENEVAL y académicamente esté por encima de las instituciones de educación superior más prestigiadas y acaudaladas de México produzca talento que se va al extranjero a producir o en el mejor de los casos a otros estados. El final de este año y el inicio del próximo habrán de ser en extremo reflexivos si no se quiere que los jóvenes se alejen un paso más de la revolución.