sábado, 20 de marzo de 2010

LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
EVIEL
“… de toda la memoria lo único que vale,
es el don preclaro de evocar los sueños”
Antonio Machado
Pareciera que las precampañas no se han asentado aún en el inconsciente colectivo. Son para algunos, una mala invención del legislador. Candidatos únicos recorriendo el estado compitiendo contra sí mismos, han hecho de ellas auténticas campañas anticipadas aunque cubriendo hasta donde es posible, las formas legales que los cánones electorales marcan. El espíritu al que obedecen es el de la persuasión de quienes habrán de “elegirlos” en una convención como candidatos de sus respectivos partidos, pero las reuniones son multitudinarias, al menos las de Eviel. No hay que escatimar presencia mediática, ni oportunidades para mostrar el famoso “músculo político”. Son auténticas reuniones de campaña donde asisten los delegados, pero donde no se le puede impedir el acceso a la militancia, a los delegados fraternales. Lo reiteramos: es un fenómeno que solo el PRI hace posible, el (no) mito del voto duro o como se le quiera llamar. Llegan por cientos, incluso por miles a las plazas, a los auditorios. En Juchitán, Eviel congregó a más de 15 mil istmeños y sus actos posteriores no han sido precisamente orientados a la exclusividad de los delegados a la convención del próximo 31 de marzo, a los priístas con pedigree, sin voz, pero con voto. Rumoran que Ulises “entregará la plaza”, dicen que a cambio de protección transexenal. Se construyen historias en torno a una nueva ley como la que le echaron abajo a Diódoro pero sin pasar por el congreso y reducida a un pacto de camarillas; fantasean en torno a un acuerdo al más alto nivel. Quien conoce a Ulises sonríe socarronamente. Y es que Ulises debe saber que el poder se ejerce y es bastante entendido de las razones que mueven a la gente a la urna. No se trata solo de “movilizar” eso resultaría bastante burdo; se trata además de presentar una opción atractiva, un producto, hablando en términos de marketing electoral, que seduzca los sentidos del consumidor o al menos que despierte su preferencia. Eviel fue el elegido y una cosa no se le puede negar: carisma. Eviel es inmejorable embajador del semblante del cuenqueño. No actúa, no manotea; pero tampoco se encarcela en miradas que no dicen nada. Jovial y afable son tal vez los adjetivos que mejor le califican. Seguramente Ulises midió el escenario completo y cayó en la cuenta de que necesitaba un rostro fresco lejano a la pesadilla de 2006. Una fisonomía y una actitud que transmitieran a la gente esperanza y tranquilidad. Un buen conciliador, un pacifista. De Eviel se podrá decir casi cualquier cosa, menos que es un belicoso. Nunca se le ve levantar la voz para ofender, ni responder irreflexivamente afrentas por consigna. Su temple se compara solo con su lealtad y su extraña capacidad de escuchar en un medio donde todos quieren hablar. El maestro Isidoro Yescas, a quien reiteramos admiración, le pondera y le compara con quien lo ve, no como un adversario, sino como un enemigo. El asunto es si la gente, nuestra gente, quiere un priísta “hojalateado y repintado”, con “estudios de posgrado” que se destaca por sus ausencias en el trabajo legislativo o un oaxaqueño de a pie que está abrazando con emoción lo que es el sueño de todo priísta: la candidatura al gobierno de su estado. En Oaxaca viven más Evieles que Gabinos. Eso es una realidad innegable. Por eso Eviel representa a una generación de Oaxaqueños que no nació teniéndolo todo. Es un legítimo representante de la “generación del esfuerzo”; Gabino pertenece a la del “privilegio”. Las leyes son claras; por ello Eviel está aquí y ahora en un momento inédito en su vida, con la ilusión de la primera vez, decidido, sin temores … sin el estigma de la derrota. El del PRI es un candidato ganador. Eso nadie se lo discute y la cuenca le puede definir nuevamente el triunfo. Creo que nunca como ahora los cuenqueños abandonarán momentáneamente su doble toponimia: solo oaxaqueños, Veracruz dejará de existir unos meses. Eviel es el líder de un ejército no solo de priístas puros; de mujeres y jóvenes que tal vez no vayan a votar por el PRI ni por el Verde, pero sí por el ya célebre “candidato de la piña y de la caña”: Eviel Pérez Magaña.
moisesmolinar@hotmail.com