Una de las simientes en las que descansa nuestro sistema democrático es la pluralidad que mucho tiene que ver con la tolerancia. Los partidos políticos integran la columna vertebral de nuestra democracia representativa y hasta hace no mucho es que comenzó a cobrar vigencia y especial interés el tema de su democracia interna.
Un partido político es una comunidad de intereses, de visiones, de proyectos. Su misión principal es convertir la representatividad social en representatividad política para imprimir sus principios, su filosofía pues, a los gobiernos a través de la búsqueda del poder ya sea obteniéndolo, conservándolo o recuperándolo.
Los partidos son entidades de interés público constitucionalmente reconocidos, no clubes de amigos, ni amalgama de grupos o intereses. La célula básica del partido es el ciudadano que se afilia voluntaria y libremente y no el sector, la clase, el grupo, la tribu o la burbuja. Miles de expresiones confluyen, en este sentido, en la conformación de esa entidad de la que miles se sienten parte y con la que decenas de miles encuentran un vínculo a través del vocablo militancia.
Cuanto hemos visto en el PRI oaxaqueño, poco tiene que ver con la militancia y mucho está referido a la pugna entre grupos. Pero más allá de ello se hace evidente, palpable la necesidad de un cambio que será oxígeno para los priístas. Pronunciamientos van, medios de impugnación vienen, pero la clase política –sobre la que Gaetano Mosca teorizó- es la misma. La nueva generación no ha jugado el papel que le corresponde; en parte porque no la han dejado y en parte porque en ella como en ninguna otra, el desencanto por los partidos políticos es lugar común.
Ello animó a un grupo de jóvenes a integrar una CORRIENTE CRÍTICA DE OPINIÓN dentro del PRI llamada “Generación 76-93” bajo las siguientes premisas:
Somos priístas nacidos entre 1976 y 1993 y formamos parte de una generación que ha vivido los procesos más difíciles que el partido ha transitado y sin los privilegios comunes a generaciones anteriores a la nuestra.
Asumimos que el PRI oaxaqueño está en crisis; pero estamos conscientes de que las crisis traen consigo la OPORTUNIDAD de cambio para mejorar.
Declaramos que somos mujeres y hombres, en su mayoría profesionistas y estudiantes que, desde la clase media comprendemos la realidad del partido, sus procesos y sus prácticas. Nuestra participación NO se reduce al ámbito juvenil.
Representamos una corriente de jóvenes que quiere dar voz a las miles de familias priístas portadoras de inquietudes, reclamos, propuestas y exigencias en todas las regiones de nuestra tierra.
Estamos ciertos de que el PRI necesita LIDERAZGO, RUMBO Y CERCANÍA con sus miembros y simpatizantes; la UNIDAD vendrá por añadidura.
Sabemos que en el PRI todas y todos contamos. Existe, sin embargo, una SUB REPRESENTACIÓN DE NUESTRA GENERACIÓN EN LOS ÓRGANOS DE DIRIGENCIA, EN TODOS SUS NIVELES Y EN LA TOTALIDAD DE LA ESTRUCTURA TERRITORIAL. Somos, según datos del Instituto Federal Electoral al 21 de enero de 2011, UN MILLÓN 17 MIL 542 ciudadanos de entre 18 y 34 años de edad con credencial de elector, lo que representa el 56.63 por ciento de la lista nominal en Oaxaca.
Aspiramos a lograr un partido que NO ENCASILLE LA PARTICIPACIÓN DE NUESTRA GENERACIÓN EN ÓRGANOS JUVENILES CREADOS EX PROFESO. Tenemos formación, capacidad y disposición para integrar, en una proporción razonable, espacios de dirección en el Comité Directivo Estatal, los sectores, las organizaciones, el movimiento, los organismos especializados y los comités municipales.
No buscaremos la confrontación ni señalamientos personales que ahondan nuestras naturales diferencias y el beneplácito de nuestros adversarios políticos. Buscamos la UNIDAD en la DIVERSIDAD.
Por todo lo anterior invitamos a quienes con nosotras y nosotros coincidan, a sumarse a los esfuerzos de esta GENERACIÓN CON RUMBO.
“Escríbele una carta al PRI” es uno de los primeros proyectos. Es un concurso que busca, como su nombre lo indica, que los militantes y simpatizantes de todas las edades plasmen en una carta sus consideraciones respecto del partido en la actualidad y la visión que del mismo tienen a futuro; qué piensan de sus dirigentes, de sus actores, de sus prácticas y de su rumbo después de haber dejado de ser gobierno. Un ejercicio autocrítico de alto valor político para la nueva generación, que tendrá la ineludible tarea de reinventar al PRI.
moisesmolinar@hotmail.com
sábado, 26 de marzo de 2011
domingo, 20 de marzo de 2011
LA X EN LA FRENTE. HABEMUS DELEGADO.
LA X EN LA FRENTE
Moisés Molina
PRI: HABEMUS DELEGADO
En la semana que termina trascendió la remoción de Carlos Jiménez Macías como delegado de Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Oaxaca. No era para menos, el senador se extralimitó y puso en boca de Humberto Moreira, palabras que nunca habría pronunciado respecto de la delicada situación del PRI en Oaxaca. El delegado es el puente entre el comité local y el CEN para efectos de toda índole, es el encargado de mantener la sintonía programática cuando de procesos electorales se trata; pero ejerce además facultades de “contralor político” buscando sobre todo la unidad y buena marcha, en entidades federativas donde los miembros del PRI encuentran discrepancias. Por ello debe cubrir un perfil bien delineado con características a saber: conciliador, dispuesto, imparcial.
Para nadie es un secreto que en estados con gobernador priísta el delegado no pasa de ser un turista que, como único requisito debe tener los afectos del gobernador en turno. En los comités directivos de estos estados, el jefe supremo es el gobernador, factor prominente de la “gobernabilidad partidista”. La eterna coexistencia del mundo del “ser” y del “deber ser”. Los priístas de todo el país también debemos cambiar esta realidad.
Mucha expectativa ha despertado en el actual momento político la designación del nuevo delegado. Hoy más que nunca se requiere un liderazgo fuerte, capaz, imparcial y conciliador que dé certeza y rumbo, para que el PRI oaxaqueño entre a su nueva etapa por la puerta grande y comience a desempeñarse como lo que debimos ser desde el pasado primero de diciembre: una oposición responsable que tanto necesita la ciudadanía. Cipriano Flores y Juan Pérez Audelo lo acabaron de exponer ante estudiantes universitarios, Oswaldo García Criollo no lo objetó: la transición democrática en Oaxaca no será posible sin el PRI.
La única vía que tenemos los oaxaqueños en medio de este déficit de ciudadanía generalizado en México es, un sistema de partidos fuertes, entendido como la suma de sus partes. Y el PRI sigue siendo, aún a pesar de haber perdido el gobierno, el partido político más importante de nuestro estado por sus documentos básicos, por su estructura y ante todo, por su militancia, de la cual el Comité Directivo Estatal debe ser un atento mandatario, no mandante.
Urge un delegado “a modo” de quienes queremos que el PRI vuelva a tener la confianza de los electores; estamos en tiempo y en posibilidad. Decenas de miles de jóvenes votaron por primera vez, y muchos de ellos tendrán derecho, en seis años, a reconocer que el PRI puede ser alternativa de cambio para bien.
Urge un delegado “a modo” de la militancia presa de la confusión, de la zozobra, de los priístas que no saben “para donde jalar” y que esperan impacientes la conformación de un comité que garantice en sus dirigentes una cualidad personal: liderazgo; una condición: la condición de unidad; y una certeza: rumbo.
El tiempo corre y el PRI no puede llegar a la cita con los nuevos tiempos. Jorge Franco retiró su licencia y es inminente su retorno al PRI en los próximos días, según dan cuenta algunos medios de comunicación. No es cuestión política, más bien jurídica; y de prosperar los expedientes promovidos ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, nadie le podrá regatear su derecho de regresar a las oficinas de Santa Rosa. Pero consciente deberá estar del delicado momento político que vive el estado y tomar las decisiones pertinentes que más convengan al nuevo PRI para garantizar certidumbre, primero y unidad después. La concertación será fundamental para lograr un liderazgo que deje conformes al mayor número posible, incluidos quienes integran el actual comité estatal.
Una nueva elección, con todas las de la ley, sería una posibilidad salomónica, en que compitan todos los que quieran y estatutariamente puedan, incluido nuestro candidato a gobernador en la pasada elección.
Por el momento la expectativa se centra en el momento en que podamos decir: HABEMUS DELEGADO.
moisesmolinar@hotmal.com
Moisés Molina
PRI: HABEMUS DELEGADO
En la semana que termina trascendió la remoción de Carlos Jiménez Macías como delegado de Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Oaxaca. No era para menos, el senador se extralimitó y puso en boca de Humberto Moreira, palabras que nunca habría pronunciado respecto de la delicada situación del PRI en Oaxaca. El delegado es el puente entre el comité local y el CEN para efectos de toda índole, es el encargado de mantener la sintonía programática cuando de procesos electorales se trata; pero ejerce además facultades de “contralor político” buscando sobre todo la unidad y buena marcha, en entidades federativas donde los miembros del PRI encuentran discrepancias. Por ello debe cubrir un perfil bien delineado con características a saber: conciliador, dispuesto, imparcial.
Para nadie es un secreto que en estados con gobernador priísta el delegado no pasa de ser un turista que, como único requisito debe tener los afectos del gobernador en turno. En los comités directivos de estos estados, el jefe supremo es el gobernador, factor prominente de la “gobernabilidad partidista”. La eterna coexistencia del mundo del “ser” y del “deber ser”. Los priístas de todo el país también debemos cambiar esta realidad.
Mucha expectativa ha despertado en el actual momento político la designación del nuevo delegado. Hoy más que nunca se requiere un liderazgo fuerte, capaz, imparcial y conciliador que dé certeza y rumbo, para que el PRI oaxaqueño entre a su nueva etapa por la puerta grande y comience a desempeñarse como lo que debimos ser desde el pasado primero de diciembre: una oposición responsable que tanto necesita la ciudadanía. Cipriano Flores y Juan Pérez Audelo lo acabaron de exponer ante estudiantes universitarios, Oswaldo García Criollo no lo objetó: la transición democrática en Oaxaca no será posible sin el PRI.
La única vía que tenemos los oaxaqueños en medio de este déficit de ciudadanía generalizado en México es, un sistema de partidos fuertes, entendido como la suma de sus partes. Y el PRI sigue siendo, aún a pesar de haber perdido el gobierno, el partido político más importante de nuestro estado por sus documentos básicos, por su estructura y ante todo, por su militancia, de la cual el Comité Directivo Estatal debe ser un atento mandatario, no mandante.
Urge un delegado “a modo” de quienes queremos que el PRI vuelva a tener la confianza de los electores; estamos en tiempo y en posibilidad. Decenas de miles de jóvenes votaron por primera vez, y muchos de ellos tendrán derecho, en seis años, a reconocer que el PRI puede ser alternativa de cambio para bien.
Urge un delegado “a modo” de la militancia presa de la confusión, de la zozobra, de los priístas que no saben “para donde jalar” y que esperan impacientes la conformación de un comité que garantice en sus dirigentes una cualidad personal: liderazgo; una condición: la condición de unidad; y una certeza: rumbo.
El tiempo corre y el PRI no puede llegar a la cita con los nuevos tiempos. Jorge Franco retiró su licencia y es inminente su retorno al PRI en los próximos días, según dan cuenta algunos medios de comunicación. No es cuestión política, más bien jurídica; y de prosperar los expedientes promovidos ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, nadie le podrá regatear su derecho de regresar a las oficinas de Santa Rosa. Pero consciente deberá estar del delicado momento político que vive el estado y tomar las decisiones pertinentes que más convengan al nuevo PRI para garantizar certidumbre, primero y unidad después. La concertación será fundamental para lograr un liderazgo que deje conformes al mayor número posible, incluidos quienes integran el actual comité estatal.
Una nueva elección, con todas las de la ley, sería una posibilidad salomónica, en que compitan todos los que quieran y estatutariamente puedan, incluido nuestro candidato a gobernador en la pasada elección.
Por el momento la expectativa se centra en el momento en que podamos decir: HABEMUS DELEGADO.
moisesmolinar@hotmal.com
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