viernes, 30 de agosto de 2013

EL RUMOR

“No alcanza con que un dato sea cierto, debe ser verosímil.
Puede ser cierto que una mujer tenga 20 hijos, pero nadie lo creería”
Mark Twain

Resultan todavía un enigma el comportamiento y las valoraciones de los oaxaqueños metidos a políticos; no solo de aquellos formalmente reconocidos como tales, sino también de los ciudadanos “comunes” que al enfrascarse con suma facilidad, ligereza y hasta comodidad en diálogos y hasta monólogos cuyo néctar es la política, ejercen la política. En esta, como en otras venas de la vida, siempre son más los que hablan de otros que quienes se ocupan de sí mismos.


No importa si se tienen bases o no, si se tiene formación o no, si se conocen con profusión los temas o no, si se tiene autoridad o no, si lo discutido nos afecta o no; siempre opinamos, suponemos, elucubramos, intuimos. El asunto es no quedarnos callados, asumir una postura y una falsa (o verdadera) actitud de dominio de nosotros mismos con terminal en la más olímpica de las certezas. Tenemos los “argumentos” para resolver los problemas del mundo; Oaxaca y México nos quedan ya muy chicos. No en vano se dice con cierta frustración: “La gente habla porque tiene boca”.


¿Qué orienta nuestras convicciones y nuestras opiniones políticas sobre lo que pasa en nuestro entorno buena parte del año? EL RUMOR.


El rumor es nuestra moneda de cambio en el proceso comunicativo. La teoría económica nos presta auxilio a nuestra comprensión con la Ley de Gresham: “La moneda mala desplaza a la buena, porque esta última se atesora”. Como la información que nos interesa la mayor parte del tiempo permanece oculta, acaparada, los medios de comunicación (dentro de los que incluyo a las redes sociales como el twitter y el facebook), fundamentalmente echan mano de la moneda mala por razones naturales. Los medios necesitan responder a la demanda de un público ávido de información y cuando la información no aparece, el rumor que siempre está ahí es llamado como los suplentes en un partido de futbol.


Ritter es elocuente: “La sociedad no deja preguntas sin respuestas, así como no le interesan respuestas a preguntas que no se han formulado. Cuando la pregunta existe y la respuesta es diferida, el rumor toma su lugar”.


Oaxaca es una incógnita gigante que sufre y se acongoja. En Oaxaca la gente siempre se está haciendo preguntas. Vivimos en estado permanente de interrogatorio. ¿Por qué fue Gabino con Loret y López Dóriga? ¿Van a regresar los profesores esta semana a las aulas? ¿Quién les está financiando el plantón en el DF? ¿Será Avilés el coordinador de los diputados del PRI? ¿Qué piensa Moreno Sada? ¿Murat o Ulises manda en el PRI de Oaxaca? ¿Quién va a ser el próximo presidente del PRI? ¿Quién va a coordinar a los diputados del PAN? ¿Nati o Henestrosa? ¿Y a los del PRD? ¿Los chuchos o los chendos? ¿Quiénes van a ser los candidatos a gobernador? ¿Quién estará más fuerte? ¿Quién tiene más posibilidades? ¿Quién está mejor posicionado en el ánimo del presidente? ¿Será que va a decidir el presidente? ¿Va a recuperar el PRI? ¿Gabino tiene un as bajo la manga? ¿Que el ganón va a ser un empresario sin empresa motejado “el aguarrás”?, etc, etc, etc.


Seguramente usted -amable lector- se iba respondiendo hiladas todas y cada una de las interrogantes anteriores y más de una causó el poderoso efecto de nuestro raro objeto de estudio, el rumor.


El origen del rumor es la ansiedad, la hostilidad y la tensión. Los conocedores del tema –al menos los que yo consulté desde Robert H. Knapp con “La psicología del rumor” de 1944- coinciden en este origen.


Un rumor puede, entre el mar de definiciones, reducirse semánticamente a la expresión de “informaciones no confirmadas”. Sus motivaciones, diversas, pero G.W. Allport y Leo Postman consideraron ya en 1947 que los rumores dan alivio a quien los origina: “pueden aliviar sentimientos de culpa, ansiedad, temor, furia, resentimiento u hostilidad”.


¿Conoce usted en Oaxaca algún político resentido, furioso, hostil, temeroso, acomplejado, intranquilo, inseguro, cobarde, implorante de las bondades terapéuticas del rumor? Yo tampoco


Más que kafkiano, Oaxaca es un estado Freudiano y pongo el acento en los políticos, eternos especialistas del rumor; oníricos, a modo de eternos suspirantes. Todo el tiempo están aspirando a algo, todo el tiempo están suspirando por algo, soñando todo el tiempo por el cargo de sus sueños. Como en Oaxaca ha pasado de todo, poco importa si se tienen o no merecimientos. Aunque se la hayan pasado la totalidad de su carrera política haciendo lo indebido, la vergüenza está en exilio permanente de nuestra tierra.


Sobre todo en política, el sujeto que origina el rumor vuelca sus fantasías y encubre sus deseos siguiendo paso a paso la dinámica de la construcción de los sueños de Freud. Enrique Pichón-Rivière advierte al rumor como un dispositivo de racionalización que nos proporciona pretextos convertidos en razones.


Hay incluso quienes consideran (cualquier semejanza con Oaxaca es mera coincidencia) al rumor como fenómeno patológico; iniciados por algún tipo de personas que sufren de algún desorden emocional, muchos rumores tienen una base neurótica como los que tienden al fortalecimiento de una auto-imagen pobre o débil. Falsas personalidades, falsas relaciones, falsas ventajas, falso poder, falsas posibilidades alimentadas por megalomanía, delirios de grandeza.


El mismo Ritten nos obsequia: “Parten de la necesidad de algunas personas de ser el centro de atención, de alcanzar un lugar preponderante entre sus pares, tendiendo la persona que transmite el rumor a relacionar su contenido con ella misma”.


Podríamos hablar sobre los tipos de rumores, de sus enfoques, de su relación con la prensa, de su sociología, de la credibilidad de los rumores y de muchas cosas más. Por razón de espacio, si es de su interés –amable lector- probablemente lo hagamos en entregas diversas.


Lo interesante está en concluir exactamente lo mismo que dedujo en 1904 Arthur Ponsomby, miembro del parlamento británico y gran opositor al ingreso de su país a la primera guerra mundial: “Cuando la guerra se ha desatado, la primera víctima es la verdad”.


En Oaxaca, desgraciadamente, sobran las preguntas y escasean las respuestas, por ello el rumor seguirá a la orden del día. A sabiendas de todo lo anterior usted estará listo para prevenirse de ellos en ortodoxa obediencia al “ordo dubitandum” o entregarse complacidamente a la patología de algunos de sus autores y difusores.


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Twitter: @MoisesMolina