LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
EL NUEVO PRI
En mi entrega de junio 20 de 2010, consigné en este espacio lo que sigue siendo mi creencia, cito textualmente: “esta es una elección de priístas contra priístas; de los priístas que mantienen el poder contra los priístas que quieren recuperarlo, aunque sea por otras siglas y otros colores”. Los saldos de la elección son por todos conocidos. La alternancia ha llegado a Oaxaca y el triunfo, en este sentido fue de los ciudadanos, una inmensa cantidad de hombres y mujeres que, sin militancia ni simpatía por partido político alguno, decidieron un cambio aunque con un rumbo translúcido. ¿Cambiar sin saber hacia dónde? No lo sabemos, pero en este tipo de procesos los ciudadanos mandan y alguien dijo que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Los Oaxaqueños merecemos uno bueno; ojalá que la historia “no se equivoque”.
Los partidos políticos son instituciones en desprestigio, son cada vez más los nuevos ciudadanos que ven a los institutos políticos como ciudades en llamas o en el mejor de los casos como pueblos fantasma a los que no hay que acercarse, muy a pesar de que un alto porcentaje de los ciudadanos cree en la democracia. Las instituciones base de nuestra democracia electoral son, entre algunas otras pocas, los partidos políticos. La pasada elección no fue una disputa entre partidos, ni acaso entre gobiernos estatal y federal; fue una “sutil” contienda entre grupos de poder en la cual, de sobra está decir- muchos intereses estuvieron y siguen estando en juego: los apellidos de sexenios anteriores, contra los de hace unos meses”, los “priístas de primera” de ayer contra los “priístas de primera de hoy”. Hoy podemos decir que ganaron los de ayer. Hay quienes piensan que en Oaxaca estamos condenados al gatopardismo, a cambiar para seguir igual. Mi deseo de año nuevo es que no sea así y tengamos un estilo eficaz de gobernar. La realidad de Oaxaca es muy diferente a la del Distrito Federal. Las pistas de hielo -que tanta felicidad traen a nuestros muchachos y niños- y las audiencias públicas, que regalan a la gente al menos esperanza, no deberán significar el comienzo de un gobierno populista que dé al pueblo pan y circo. Necesitamos resultados y los funcionarios inexpertos tienen poco tiempo para aprender.
Muchos me preguntan por qué el PRI (formal) perdió la elección. No tengo la verdad absoluta, ni siquiera la opinión más autorizada, pero sí mi percepción de las cosas: Muchos precandidatos (muy fuertes todos ellos), muchos generales en el equipo de campaña, afectos y desafectos personales de la más diversa e insospechada índole y lo más grave, un imperdonable excluyentismo de los militantes de a pie, de los priístas de segunda y de tercera, y estos militantes saben a qué me refiero.
La campaña le quedaba chica al equipo cercano del candidato. Hoy el PRI es oposición y tienen urgentemente que replantearse qué clase de oposición quiere ser: la misma que enfrentó cuando fue gobierno o una alternativa responsable y con liderazgo que –como me lo acaba de referir un nuevo amigo- esté fuera del gobierno solo seis años. Cuanto más le conviene a Oaxaca es esto último y para ello el PRI necesita renovarse, inyectar sangre nueva, oxigenar sus redes, abrir espacios a los priístas con liderazgo natural en sus comunidades, recuperar la confianza de su militancia y cambiar los usos políticos que centralizaban las decisiones. El priísmo oaxaqueño está listo para sepultar los dogmas. Aún hay “priístas de primera” pero ya no hay “primer priísta”. La militancia debe intentarlo y reclamar esa parte del PRI que les pertenece que, a fin de cuentas, no pueden perder ese trabajo que nunca les dieron.
Humberto Moreira se registró el pasado viernes como candidato a la presidencia del PRI nacional. El 4 de marzo será presidente; tiene la bendición de Peña Nieto. Hay que ver qué plan tiene para los comités directivos estatales donde no manda el gobernador, es decir en los estados donde gobiernan partidos diferentes al PRI. Lo cierto es que el priísmo no es una simple militancia y sin hacer comparaciones que linden con lo religioso o lo deportivo, puedo decir que el priísmo es para “los de abajo” un estilo de vida, una mística diría Carlos Alberto Madrazo. Y los verdaderos priístas saben que no se gana para siempre… pero tampoco se pierde para siempre.
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