LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
ULISES: EL GATO.
Lo advertimos al cierre de nuestra entrega pasada: Oaxaca es una tierra donde las cosas más inverosímiles suceden. La proximidad del “día cero” comienza a familiarizarnos con mañanas dignas de un 28 de diciembre. En la brevedad de sus caligrafía, el poder sigue siendo en nuestro entorno, más objeto de conquista que fenómeno de análisis para su mejor ejercicio. Cesar Nava, único aspirante a la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional vino a Oaxaca a “pedir el apoyo” de los panistas de acá con el ofrecimiento –como propuesta de campaña- de una alianza electoral a López Obrador que también llegó a nuestro aeropuerto. Por el momento dejaron a Nava con la mano extendida. Obrador fue claro y contundente: “PRI y PAN son la misma mafia … no podemos aliarnos con partidos de la oligarquía” exclamó ante el desconcierto de Gabino Cué, principal interesado en la posibilidad aliancista. En medio de sus desequilibrios AMLO mostró algo de congruencia y ratificó, al menos en su dicho que “el agua y el aceite no se mezclan”. No sabemos si fue error de cálculo, si probablemente el candidato vitalicio de las alianzas en Oaxaca no tocó previamente el tema con el tabasqueño o si sus súplicas no fueron atendidas. Lo cierto es que rumbo a la alianza se dejó pasar una oportunidad de oro para dar, al menos, un golpe mediático. Dos declaraciones unívocas por parte de Nava y Obrador, huéspedes en el mismo estado hubiesen sido nota irresistible. Pero Andrés Manuel no quiso. Debíamos decir … no por ahora. PRD y PAN tratan de recomponerse, de reagruparse, de ganar nueva confianza y fabricarse una nueva moral. El PRD sigue en la sinrazón. En su reunión de Michoacán siguen discutiendo la expulsión de López Obrador y ahora Jesús Ortega pone su renuncia sobre la mesa, sabedor –eso sí- de que cuenta con la mayoría en el consejo perredista y “no van a dejar que se vaya”. Fernando Belauzarán ha puesto todo claro: “López Obrador debe estar expulsado y si quiere regresar que presente su solicitud de reafiliación como un militante más”. Pero en la dirigencia se pretenden cubrir las formas y ahí el miedo a Obrador se hizo más grande desde el 5 de julio. El miedo nunca es buen consejero pero … al tiempo. Y por si poco fuera, en la elección de su próximo coordinador parlamentario Andrés Manuel también es tema. Otra vez Alejandro Encinas y otra vez Guadalupe Acosta. El destino inmediato del PRD seguirá siendo el de una irreconciliable disputa. Tal vez los militantes desean hoy que la elección interna la hubiese ganado claramente encinas. El PAN sigue en lo mismo, en un impasse con Nava compitiendo “contra sí mismo”, negando lo innegable, tratando sin éxito de desarrollar un liderazgo auténtico; el suyo es más bien artificial, su liderazgo le viene de la Presidencia de la República. Suponiendo sin conceder que no sea imposición del presidente de la república, Calderón es su cercano amigo … eso basta y sobra. Y sus declaraciones en Oaxaca son desafortunadas. Si un partido se había destacado en nuestro sistema político por la congruencia de sus acciones, ese era el PAN, el de Daniel Cosío Villegas, el de Castillo Peraza. Hoy el PAN no tiene prohombres y el pragmatismo los ha alcanzado en mala hora. Mire usted –amable lector- que venir a ponerse a las órdenes del enemigo público número uno del PAN y de su presidente de la república, no puede tener muchas lecturas. La urgencia por reposicionarse tratando de cobrarle al PRI el costo de sus propios errores es algo que nunca se hubiese pensado. Los panistas están iracundos, al grado de aceptar pactar con quien sea a condición del oxígeno de nuevos triunfos electorales, aunque estos no estén del todo garantizados. No cabe duda, nuestros políticos siguen midiendo nuestro tiempo en la inmediatez de los procesos electorales. La ortodoxia política mandaría que a este tiempo, los partidos en Oaxaca estuvieran inmersos en un proceso, aunque temprano, de definición de sus probables candidatos. Muchos cargos estarán en disputa el primer domingo de julio de 2010. La nueva realidad política hace que la prioridad sea la alianza fundamentada en una exclusiva finalidad: sacar al PRI del gobierno. Después ¿Qué sigue? ¿Quién va a acompañar al gobernador opositor en el gobierno? O ¿viviríamos en medio de la rebatinga por los cargos en el gabinete entre panistas, perredistas y convergentes? Jesús Martínez Álvarez y Humberto López Lena podrán ser cualquier cosa, menos ilusos, veremos si el tiempo, una vez más les da la razón. En algo se parecen a Ulises: siempre caen parados.
moisesmolinar@hotmail.com
sábado, 1 de agosto de 2009
domingo, 26 de julio de 2009
LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
LA SUCESIÓN
Perogrullo es decir que el proceso gubernamental sucesorio es cosa harto complicada. Muchísimos factores –variables diríamos con rigor académico- intervienen en su configuración. Los factores externos son una de estas y de entre tales, las dirigencias nacionales de los partidos políticos y dos temas son omnipresentes al momento en Oaxaca que, como hechos inciertos, podrían plantearse en forma de interrogante: ¿Quién será el candidato del PRI? Y ¿Habrá coalición entre partidos opositores?
El proceso priísta de “destape” ha cobrado su propio rumbo. Con variaciones accidentales provocadas por la misma coyuntura, el ritual se reproduce. Los que quieren y (muy importante) pueden, alzan la mano y trabajan en pos de ello. La decisión -lo advertimos en la entrega antepasada- es del Tlatoani, de nadie más. Una regla no escrita no solo permite, sino exige (así lo marcan los usos partidarios) desde mucho antes que quien esto escribe llegara a la política, al jefe político, al “primer priísta” del estado, nombrar al candidato a sucederlo. La eficacia es incuestionable. Los seis que quieren y los cuatro que quieren y pueden, lo saben. Por eso su trabajo previo a la unción (baños de pueblo, reuniones, anuncio de novedosos programas, golpes mediáticos) no es de competencia para ganar la candidatura, es una (pre) pre campaña para ganar la elección constitucional en caso de resultar ungidos. Solo “el que es” conoce sus tiempos y sabe qué variables serán las válidas a la hora de decidir … nadie más. Tal vez en este momento tenga ya un candidato. Y nosotros sin saberlo.
La oposición en Oaxaca está destrozada, balcanizada, desmoralizada. En razón de su casi amarrada alianza niegan el axioma que estipula que “un todo es igual a la suma de sus partes”. Tendrían que aceptar que, en estricto sentido, una coalición electoral sería la suma de sus inmensos fracasos, es decir un fracaso más grande … completo, total. Pero no, para ellos no puede ser así, porque ciertamente la política es algo más que simple aritmética. Apuestan a que el “hartazgo ciudadano lo pueda todo” y a que un frente común (entiéndase frankenstein común), Flavio Sosa incluido, saque al PRI del gobierno. Antes de ello tendrán que pasar muchas cosas y despejarse muchas interrogantes. Rumbo a la coalición, sus artífices habrán de pasar por pasajes dantescos que abrirán muchas heridas y causarán muchos agravios. Lo saben pero no les importa. Puede más la urgente necesidad de derrotar al poderoso PRI oaxaqueño. “El todo es mayor que la suma de sus partes” dirán … “sacrificar bienes particulares en aras del bien común”, probablemente. Primero habrá que ver cuanto suceda con sus dirigencias nacionales, puesto que la pretendida coalición habrá de tener el aval expreso del C.E.N de cada partido. El PAN empieza un proceso de selección interna sin dirigente (Germán Martínez dejo de serlo el día en que anunció que se iba), cuestionado por los mismos panistas, con un candidato único y “oficial” que rompe, al menos ente la opinión pública, con la tradición democrática que siempre había distinguido a los albiazules a través de su “brega de eternidades”. Ni el más osado presidente de la república en tiempos del priísmo autoritario se había atrevido a poner como presidente del partido a su secretario particular. Pareciera que en el PAN no hay cuadros, solo lealtades. El PRD sumido en la peor de sus crisis y en el contrasentido estatutario. Desdeñan a su fundador y piden perdón a quien les privó de al menos cinco puntos porcentuales más en esta última elección. Sin López Obrador, la tercera fuerza política de México tuvo sólo el 12% de los sufragios. De Convergencia y PT, mejor ni hablar. En Oaxaca existen menos que a nivel nacional y el primero tiene ya su López Obrador Oaxaqueño … y ahí viene Jesús Martínez Álvarez. Aún a pesar de todo esto –amable lector- es probable que la coalición se dé. No será de extrañar en esta tierra donde las cosas más inverosímiles suceden. Pero su candidato … es otra historia.
moisesmolinar@hotmail.com
Moisés MOLINA
LA SUCESIÓN
Perogrullo es decir que el proceso gubernamental sucesorio es cosa harto complicada. Muchísimos factores –variables diríamos con rigor académico- intervienen en su configuración. Los factores externos son una de estas y de entre tales, las dirigencias nacionales de los partidos políticos y dos temas son omnipresentes al momento en Oaxaca que, como hechos inciertos, podrían plantearse en forma de interrogante: ¿Quién será el candidato del PRI? Y ¿Habrá coalición entre partidos opositores?
El proceso priísta de “destape” ha cobrado su propio rumbo. Con variaciones accidentales provocadas por la misma coyuntura, el ritual se reproduce. Los que quieren y (muy importante) pueden, alzan la mano y trabajan en pos de ello. La decisión -lo advertimos en la entrega antepasada- es del Tlatoani, de nadie más. Una regla no escrita no solo permite, sino exige (así lo marcan los usos partidarios) desde mucho antes que quien esto escribe llegara a la política, al jefe político, al “primer priísta” del estado, nombrar al candidato a sucederlo. La eficacia es incuestionable. Los seis que quieren y los cuatro que quieren y pueden, lo saben. Por eso su trabajo previo a la unción (baños de pueblo, reuniones, anuncio de novedosos programas, golpes mediáticos) no es de competencia para ganar la candidatura, es una (pre) pre campaña para ganar la elección constitucional en caso de resultar ungidos. Solo “el que es” conoce sus tiempos y sabe qué variables serán las válidas a la hora de decidir … nadie más. Tal vez en este momento tenga ya un candidato. Y nosotros sin saberlo.
La oposición en Oaxaca está destrozada, balcanizada, desmoralizada. En razón de su casi amarrada alianza niegan el axioma que estipula que “un todo es igual a la suma de sus partes”. Tendrían que aceptar que, en estricto sentido, una coalición electoral sería la suma de sus inmensos fracasos, es decir un fracaso más grande … completo, total. Pero no, para ellos no puede ser así, porque ciertamente la política es algo más que simple aritmética. Apuestan a que el “hartazgo ciudadano lo pueda todo” y a que un frente común (entiéndase frankenstein común), Flavio Sosa incluido, saque al PRI del gobierno. Antes de ello tendrán que pasar muchas cosas y despejarse muchas interrogantes. Rumbo a la coalición, sus artífices habrán de pasar por pasajes dantescos que abrirán muchas heridas y causarán muchos agravios. Lo saben pero no les importa. Puede más la urgente necesidad de derrotar al poderoso PRI oaxaqueño. “El todo es mayor que la suma de sus partes” dirán … “sacrificar bienes particulares en aras del bien común”, probablemente. Primero habrá que ver cuanto suceda con sus dirigencias nacionales, puesto que la pretendida coalición habrá de tener el aval expreso del C.E.N de cada partido. El PAN empieza un proceso de selección interna sin dirigente (Germán Martínez dejo de serlo el día en que anunció que se iba), cuestionado por los mismos panistas, con un candidato único y “oficial” que rompe, al menos ente la opinión pública, con la tradición democrática que siempre había distinguido a los albiazules a través de su “brega de eternidades”. Ni el más osado presidente de la república en tiempos del priísmo autoritario se había atrevido a poner como presidente del partido a su secretario particular. Pareciera que en el PAN no hay cuadros, solo lealtades. El PRD sumido en la peor de sus crisis y en el contrasentido estatutario. Desdeñan a su fundador y piden perdón a quien les privó de al menos cinco puntos porcentuales más en esta última elección. Sin López Obrador, la tercera fuerza política de México tuvo sólo el 12% de los sufragios. De Convergencia y PT, mejor ni hablar. En Oaxaca existen menos que a nivel nacional y el primero tiene ya su López Obrador Oaxaqueño … y ahí viene Jesús Martínez Álvarez. Aún a pesar de todo esto –amable lector- es probable que la coalición se dé. No será de extrañar en esta tierra donde las cosas más inverosímiles suceden. Pero su candidato … es otra historia.
moisesmolinar@hotmail.com
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