AÑO MALDITO
Moisés MOLINA
Extinta la euforia de las fiestas de diciembre, los oaxaqueños nos aprestamos a iniciar uno de los años más difíciles de los últimos tiempos. Aquello de que en México medimos el tiempo en fiestas, se sigue cumpliendo religiosamente y ahora la resaca colectiva habrá de sentirse lastimando más –para no variar- a la franja poblacional “menos pudiente”. La cuesta de enero se prolongará más meses y uno de los efectos de la crisis económica mundial hará que el dinero valga menos; menos poder adquisitivo que significa una menor calidad de vida. Eso se venía advirtiendo entrado el último cuarto de 2008. Pero los mexicanos no podíamos ir contra nuestra naturaleza, retrato dibujado por el Nobel mexicano magistralmente con palabras en el “laberinto de la soledad”. No podemos prescindir de las fiestas. Las celebraciones nos son consustanciales, aunque ello conlleve dispendio y aunque implique ausencia de futuro … solo presente, presente que es gozo y alegría. La fiesta del patrono del pueblo, el cumpleaños, las bodas (tan recurrentes todos los diciembres) y desde luego, la guadalupana, las posadas, la navidad y el año nuevo. Increíblemente nos damos tiempo todavía para la rosca de reyes que compromete a los comensales a la tamaliza del 2 de febrero. El mexicano ordinario no vive el hoy pensando en el mañana, como pedía Jesús Reyes Heroles; vive el presente pensando en el presente y a veces en el pasado, pero nunca en el futuro. Uno de los múltiples orígenes de nuestros males terrenales, de nuestra desgracia, de la neurosis colectiva que no nos permite ser enteramente civilizados y hace imposible vernos como iguales. El año que comienza no será mejor que el que termina. No es una apreciación, mucho menos un deseo personal. Los indicios así lo hacen suponer. Cerramos el año con la situación económica por todos conocida, si de la lucha contra el narco hablamos, en 2008 se duplicaron las ejecuciones: 5 mil 661, de las cuales dos tercios se cometieron en solo tres entidades: Chihuahua, Sinaloa y Baja California. Será también un año electoral que seguramente no afectará la crisis. Los partidos tienen sus prerrogativas aseguradas y se darán hasta el lujo de hacer precampañas. En las elecciones intermedias probado está que la gente no sale a votar y en medio de la problemática económica estimo que tendremos uno de los años más negros también en materia de participación ciudadana. Esta legislatura, que seguirá un buen trecho de 2009, tendrá también retos importantes y discusiones cruciales para el futuro de nuestro sistema político: la creación de una normatividad antisecuestro, la redefinición de las sanciones para delitos menores que incida en la saturación de las cárceles y legislación que combata el lavado de dinero. Y por si fuera poco los legisladores han revivido el debate iniciado el 13 de octubre de 1964 por el Partido Popular Socialista acerca de la reelección inmediata de diputados y senadores, con la simpatía de un bloque de intelectuales que piden a demás la incorporación de las candidaturas independientes a la reforma electoral. Miguel de la Madrid sugirió la incorporación de la figura del Vicepresidente a la constitución para salvar las inconsistencias de los artículos 84 y 85 que dejan acéfala la titularidad del Poder Ejecutivo en caso de que faltase el presidente de la república, hasta en tanto los legisladores y sus partidos se ponen de acuerdo para elegir al sucesor provisional, tema que habrá de sopesar también la actual legislatura. En medio de todo esto nuestro país se encuentra solo. Estatos Unidos y su nuevo presidente estará más ocupado en resolver su propio Waterloo que en brindar auxilio al vecino y socio comercial a no ser que su propia seguridad vaya de por medio. Pero fuera de eso tendremos solo la fuerza y el tesón de nuestra gente, para que los despidos, cierre de empresas, contracción, rescates privados con dinero público y pauperización sean los menos posibles.
2009 no será un año fácil, y si algún consuelo presta a nuestra realidad pensemos en lo que alguna vez dijo Albert Einstein: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos”.
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