viernes, 27 de marzo de 2009

LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA

¿NUEVA REFINERIA EN OAXACA? RAZONES TÉCNICAS.

Son desgraciadamente “técnicas” las razones que la presidencia de la república anunció como exclusivas para decidir la ubicación de la nueva refinería. Razones que, por “técnicas”, sólo unos cuantos elegidos entienden pero que seguramente la generosa opinión pública comprenderá en su generalidad. La tecnocracia no se acaba de ir. Y si –cualquiera que sea la unidad de medida de las razones técnicas- la diferencia entre el estado ganador y los demás competidores es mínima, la adjudicación estará legitimada, no importando si el beneficio será una vez más el centro o el norte del país. El presidente Calderón debió haber anunciado, en uso de las facultades que la constitución y las leyes le confieren, el 18 de marzo el lugar en que la nueva refinería se habría de construir. No le quiso entrar, beltronescamente “no se fajó los pantalones” y encontró una salida cómoda aunque políticamente cuestionable. No quiso ejercer el poder y abarató con ello otro poco la investidura presidencial. Que el poder se ejerce, es una máxima por todos conocida. Calderón no quiso ejercerlo por temor al proceso electoral seguramente. Las “razones técnicas”, sin embargo, como en la mayoría de las competencias dejarán solamente satisfecho al ganador. El resultado se aceptará, pero bajo reserva de todos cuantos tenían sus propias y válidas razones. Y es que la “Reunión Pública de Presentación de Propuestas sobre la Localización de la Nueva Refinería” celebrada en días pasados en la torre de PEMEX, se antojó desde su anuncio como un espectáculo de mal gusto. Algo que pudo haberse discutido en todo caso en el seno de la CONAGO se llevó al seno de PEMEX y la Secretaría de Energía. SI el presidente había ya renunciado a su potestad de decisión, la hubiese puesto en todo caso, en manos de los gobernadores en lugar de entramparlos en una pasarela a la que no podían negarse a asistir sin el consiguiente costo político y mediático. Quienes conocen del tema afirman que la determinación estaba tomada de antemano y que la única competencia real está entre Tula y Tuxpan. Al tiempo. El asunto de la refinería, sin embargo, debió atender también a razones –si no se les quiere llamar políticas- sí históricas. Razones técnicas, sí, pero también razones de justicia social. Se busca una decisión pensando en la lógica del país, de la república, de la federación, como si esta última fuera una entidad indeterminada y no un todo que se debe a sus partes. La envergadura de una nueva refinería es capaz de impactar económicamente no solo a una entidad, sino a una región completa. Hubiese sido una extraordinaria forma de “hacerle justicia” a la zona con mayor número de problemas sociales relacionados con la pobreza: el sur sureste mexicano. Es vergonzante saber que una de las fortalezas de Tula a la hora de la decisión sea su cercanía con el Distrito Federal y la “modernidad de sus vías de comunicación”. No importa que el istmo de Tehuantepec tenga la necesaria reserva territorial para instalar la refinería y llevar a cabo proyectos de vivienda, que tengamos capital humano de alto potencial, que nuestra posición geográfica nos conecte con Asia, la costa oeste de Estados Unidos, centro y sudamérica, que exista abasto de agua garantizado con la presa Benito Juárez, que nuestro istmo no sea área de huracanes, ni que los vientos de la zona dispersen rápidamente los contaminantes. Que se siga reproduciendo allá la prosperidad entonces y acá la miseria. De la totalidad de los municipios más pobres de México, el 80% está en Oaxaca. ¿No puede ser esa razón suficiente para un presidente que se dice comprometido con los que menos tienen? Pero acá seguiremos tranquilos. Entendemos que ellos viven en otro México. Su México “de a de veras” no está en el sur sureste. Acá está el México cultural, folclórico, el México histórico, el boscoso y selvático, el que los enorgullece por todo, menos por la prosperidad de su gente. En un curso de Sistema Político Mexicano nos decían que una de las notas que diferenciaban teóricamente al PAN respecto de PRI y PRD era fundamentalmente el concepto de IGUALDAD. El PAN tenía a la igualdad en el centro de su doctrina, mientras que en los principios de los otros dos, el que descollaba, era el término de JUSTICIA. Para el PAN –se nos explicaba- los hombres nacen iguales y en consecuencia tienen que ser tratados como iguales. Para PRI y PRD, los seres humanos no son iguales, por ello no pueden ser tratados como iguales, tienen que ser tratados “desigualmente en la medida de su desigualdad”. Por ello el PAN no tiene un sector campesino, no es visible una secretaría de asuntos indígenas, o una organización obrera. Por eso probablemente el Presidente Calderón piensa que todos los estados deben ser tratados bajo criterios de igualdad y que los apoyos de la federación deben ser del tamaño de los impuestos que los estados recauden y de la riqueza monetaria que le aporten al fisco federal. A fin de cuentas “razones técnicas”.
moisesmolinar@hotmail.com

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