sábado, 30 de mayo de 2009

LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
¡YA ERA HORA!
La que da título a este texto, bien puede ser la frase del momento entre la membresía priísta. Justo a tiempo, para muchos, tardía para algunos otros, pero la respuesta contundente de Beatriz Paredes llegó: reta a debatir a Germán Martínez. El control de la cúpula partidista por priístas de viejo cuño los ha hecho invidentes a los cambios del entorno político, incluidas las técnicas de persuasión del nuevo electorado. Han estado pagando ese costo con un intenso y efectivo embate del PAN desde el único “pequeñísimo” resquicio que (obviamente) no vieron los “experimentados” legisladores tricolores: internet. Hoy han aprendido que ser un profesional de la política implica algo más que experiencia para gobernar. Merced a ese pequeño, pero subsanable error, a diario tenemos al PAN hasta en el “Messenger”, inexistente para las cúpulas priístas. “No lo conocemos en Av. Insurgentes ergo no existe”, pareciera ser la lógica de un petit comité que se contenta con la reproducción de lo tradicional; que parece no escuchar a priístas que al otro lado de la burbuja sienten la desesperación de quien sabe qué hacer y cómo hacerlo, pero se ha cansado de mandar correos electrónicos y cartas a un PRI que en esta campaña parece caminar con solo dos o tres de los cinco sentidos. Tal vez algunos gobernadores de los muchos que conserva el PRI y no pocos legisladores quisieron oír al nuevo priísmo de sus estados y llegaron alimentados a la famosa encerrona de Metepec a exigirle a su dirigencia un cambio de estrategia. Paredes tuvo que “obedecer”. Es una lástima que la iniciativa no hubiese sido de la mujer lúcida, inteligente, estudiosa y arrojada que habíamos conocido. Beatriz se había estado comportando como todo, menos como presidenta de un partido de oposición y vaya que en sus discursos iniciales desde su Comité Ejecutivo Nacional, la referencia a “un partido que sí sabe ser oposición” era recurrente.
El PRI debe especialmente en este proceso electoral, como decía Reyes Heroles, “vivir el hoy pensando en el mañana”; el PRI de Oaxaca y el PRI nacional. Claro está que en Oaxaca ganará la mayoría, si no es que la totalidad de los 11 distritos. No hay magia: elección intermedia con el más alto índice de abstencionismo esperado (de entre 65 y 69%), una oposición endeble, una izquierda pulverizada, candidatos con bajo nivel de conocimiento… el tuerto será rey. El PRI oaxaqueño debía tomar esto como una prueba de laboratorio para la verdadera elección de 2010 en la que, independientemente del candidato que resulte, la estructura esté al tope de sus capacidades. Y el CEN debe ya tener la mira puesta, bajo las mismas premisas en 2012 en que tendrán la inmejorable oportunidad de recuperar la presidencia de la república.
No sabemos si ahora Germán Martínez fue presa del error. Debatir con Paredes en terreno neutral y en tiempo real, no es cosa sencilla. La soberbia, a leguas se nota, es el más grande defecto de carácter de Germán. Inexperto, trompicado, flamable e histriónico le ponen muy por debajo en las apuestas ante la ex gobernadora tlaxcalteca. Si de algo sabe Beatriz es de expresión oral. No sabemos si Germán haya ganado algún concurso de oratoria en su infancia o uno de declamación al menos. Es altamente probable que la pase bastante mal. Y es que no entendíamos el por qué de no aprovechar Beatriz, sus ventajas comparativas. ¿Por qué no ir al encuentro frontal con argumentos para convencer (sobre todo) al televidente?. Tal vez se debiera replantear la lectura de las encuestas y el axioma que dicta que quien va arriba no tiene por qué debatir. La política no debe ser enteramente asunto de cálculo, más bien de sinceridad y honestidad intelectual.
Los debates están de moda y no es enteramente coyuntural el asunto. Los procesos electorales alicientan las guerras verbales domésticas, pero ahora se ha puesto en agenda, una de proporciones internacionales: Enrique Krauze y Jorge Castañeda aceptan debatir con Hugo Chávez. El terreno no es neutral y seguramente no estarán hablando el mismo lenguaje. Tal vez lo que Hugo quiere es más polarización. Un debate no lo sacará de la presidencia y en Venezuela no hay muchos a quienes se pueda convencer de algo. Con Hugo o contra Hugo. No hay más. Esperemos entonces un espectáculo de la inteligencia.

moisesmolinar@hotmail.com

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