LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA
LA SUCESIÓN
Perogrullo es decir que el proceso gubernamental sucesorio es cosa harto complicada. Muchísimos factores –variables diríamos con rigor académico- intervienen en su configuración. Los factores externos son una de estas y de entre tales, las dirigencias nacionales de los partidos políticos y dos temas son omnipresentes al momento en Oaxaca que, como hechos inciertos, podrían plantearse en forma de interrogante: ¿Quién será el candidato del PRI? Y ¿Habrá coalición entre partidos opositores?
El proceso priísta de “destape” ha cobrado su propio rumbo. Con variaciones accidentales provocadas por la misma coyuntura, el ritual se reproduce. Los que quieren y (muy importante) pueden, alzan la mano y trabajan en pos de ello. La decisión -lo advertimos en la entrega antepasada- es del Tlatoani, de nadie más. Una regla no escrita no solo permite, sino exige (así lo marcan los usos partidarios) desde mucho antes que quien esto escribe llegara a la política, al jefe político, al “primer priísta” del estado, nombrar al candidato a sucederlo. La eficacia es incuestionable. Los seis que quieren y los cuatro que quieren y pueden, lo saben. Por eso su trabajo previo a la unción (baños de pueblo, reuniones, anuncio de novedosos programas, golpes mediáticos) no es de competencia para ganar la candidatura, es una (pre) pre campaña para ganar la elección constitucional en caso de resultar ungidos. Solo “el que es” conoce sus tiempos y sabe qué variables serán las válidas a la hora de decidir … nadie más. Tal vez en este momento tenga ya un candidato. Y nosotros sin saberlo.
La oposición en Oaxaca está destrozada, balcanizada, desmoralizada. En razón de su casi amarrada alianza niegan el axioma que estipula que “un todo es igual a la suma de sus partes”. Tendrían que aceptar que, en estricto sentido, una coalición electoral sería la suma de sus inmensos fracasos, es decir un fracaso más grande … completo, total. Pero no, para ellos no puede ser así, porque ciertamente la política es algo más que simple aritmética. Apuestan a que el “hartazgo ciudadano lo pueda todo” y a que un frente común (entiéndase frankenstein común), Flavio Sosa incluido, saque al PRI del gobierno. Antes de ello tendrán que pasar muchas cosas y despejarse muchas interrogantes. Rumbo a la coalición, sus artífices habrán de pasar por pasajes dantescos que abrirán muchas heridas y causarán muchos agravios. Lo saben pero no les importa. Puede más la urgente necesidad de derrotar al poderoso PRI oaxaqueño. “El todo es mayor que la suma de sus partes” dirán … “sacrificar bienes particulares en aras del bien común”, probablemente. Primero habrá que ver cuanto suceda con sus dirigencias nacionales, puesto que la pretendida coalición habrá de tener el aval expreso del C.E.N de cada partido. El PAN empieza un proceso de selección interna sin dirigente (Germán Martínez dejo de serlo el día en que anunció que se iba), cuestionado por los mismos panistas, con un candidato único y “oficial” que rompe, al menos ente la opinión pública, con la tradición democrática que siempre había distinguido a los albiazules a través de su “brega de eternidades”. Ni el más osado presidente de la república en tiempos del priísmo autoritario se había atrevido a poner como presidente del partido a su secretario particular. Pareciera que en el PAN no hay cuadros, solo lealtades. El PRD sumido en la peor de sus crisis y en el contrasentido estatutario. Desdeñan a su fundador y piden perdón a quien les privó de al menos cinco puntos porcentuales más en esta última elección. Sin López Obrador, la tercera fuerza política de México tuvo sólo el 12% de los sufragios. De Convergencia y PT, mejor ni hablar. En Oaxaca existen menos que a nivel nacional y el primero tiene ya su López Obrador Oaxaqueño … y ahí viene Jesús Martínez Álvarez. Aún a pesar de todo esto –amable lector- es probable que la coalición se dé. No será de extrañar en esta tierra donde las cosas más inverosímiles suceden. Pero su candidato … es otra historia.
moisesmolinar@hotmail.com
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