miércoles, 16 de julio de 2014
NUESTROS “LÍDERES”
Un puñado de jóvenes hemos recorrido intensamente el estado y lo seguiremos haciendo. Resulta inexplicable para nosotros que habiendo tantas representaciones de índole estatal, sólo una pocas sean las que dedican tiempo, recursos, voluntades y energías a esta imperiosa tarea. Y no es privativa de los partidos.
Organismos políticos, gubernamentales, no gubernamentales, empresariales, académicos, deportivos, culturales, defensores de derechos humanos y sindicales existen, salvo honrosas excepciones, solo de membrete.
Un nombramiento o acta de asamblea, una oficina, papel membretado y un sello, bastan para guardar apariencias de organismos inoperantes en la práctica. Se ha usted preguntado –amable lector- ¿cuántas organizaciones, partidos, clubes, asociaciones, cámaras, federaciones, confederaciones y sindicatos existen en Oaxaca?
¿Por qué, entonces, si existen tantos espacios reconocidos y hasta legalmente constituidos, las cosas en Oaxaca y en sus regiones siguen igual (y en algunos casos peor) que hace ya varios años? La respuesta es el egoísmo, rampante en una sociedad inmersa en una profunda crisis de valores.
Las organizaciones encarnan en sus líderes y en ocasiones se reducen a ellos. Cuando el dinero se convierte en un fin, toda esperanza se pierde. Son organizaciones que deberían colocar en sus pórticos aquella dantesca frase que en el poema, Alighieri pone a la entrada del infierno.
Son agrupaciones o instituciones que no generan progreso, prosperidad o beneficios más que para quienes las dirigen. Generan clientelas que hay que administrar para gastarlas en los procesos electorales. La protesta social se ha convertido en una industria (a veces con chimeneas) de la que viven muchas familias y es por ello que, en el caso concreto de los partidos políticos, se hace cada vez más común la práctica de llenar mítines con las mismas caras. Los mismos, a cambo de algún “apoyo” asisten a donde sean requeridos. Cada vez hay menos izquierdas, menos derechas y menos centros. ¿Qué queda? monetarismo.
Los mismos “líderes” alquilan sus huestes lo mismo al gobierno que al partido contrario y el dinero los hace a todos conformes. Ya no hay convicciones, no hay más ideales. La espiral del desprecio asciende; los que pagan reflejan billeteando su desprecio por los billeteados y estos corresponden con justicia este desprecio alquilando sus cuerpos (a veces ya ni sus voces), no sus conciencias. En ocasiones, políticamente ya no hay conciencia. Los políticos y líderes sociales o civiles se han convertido en cirujanos plásticos de la conciencia cívica, de la responsabilidad ciudadana.
En medio de la fiebre del mundial del “deporte más hermoso del mundo”, comparto una elocuente apreciación de Josep Guardiola, laureado ex futbolista y hoy exitoso entrenador: “Líder es aquel que hace al otro mejor persona”.
El cambio generacional no es solo necesario en los partidos, en los gobiernos y en los congresos. Toda la realidad social necesita un relevo, que no desplazamiento. Jóvenes responsables deben tomar en sus manos autogestivas las riendas de proyectos organizativos que tengan en el centro de sus sinceras preocupaciones el afán de ayudar por el solo placer de hacer el bien.
¿Quién si no los jóvenes y las mujeres están llamados a representar lo mejor de nuestras familias? ¿Quién si no los jóvenes y las mujeres, que han encontrado siempre las puertas cerradas, pueden entusiasmarse y entregarse al imperativo categórico de ayudar al prójimo?
Es por ello que debemos al límite de nuestras posibilidades, promover, fomentar y auxiliar la incubación de todo proyecto que mujeres y jóvenes decidan encabezar para cumplir su papel como ciudadanos responsables.
De nada servirán nuevos partidos, nuevas organizaciones, nuevos sindicatos, nuevas instituciones, nuevas dependencias sin nuevos líderes que regalen ejemplo de querer hacer del otro, con todas sus ganas, una mejor persona.
Twitter @MoisesMolina
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